Texto Principal: Génesis 1:26-31; Salmo 8:5-8
Podemos obtener lo que deseamos en la vida de manera sencilla, rápida y fácil, sólo necesitamos creer y practicar lo que la Palabra de Dios dice al respecto.
“Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, para ser igual a Él, para manifestarlo a Él en forma humana; fuimos hechos para la vida, el amor, el poder, la prosperidad, el éxito y la dignidad”. Dios dice en Su Palabra: “Yo te amo. Lo mejor de mi creación fue hacerte a ti. ¡Yo pague un precio por ti y tu vales todo lo que yo pagué! ¡Yo he destinado para ti lo mejor que tengo!
2. En nosotros hay un gran potencial. Porque Dios nos creó a Su imagen; somos personas de su misma clase. Aceptemos lo que valemos; veámonos en el propósito de Dios a pesar de nuestra situación actual.
Dios nos reveló sus pensamientos acerca de nosotros en el (Salmo 8:5-8) “Le has hecho poco menor que Dios, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre todas las obras de sus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas, bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar”.
Conclusión: Declaremos lo que Dios dice en Su Palabra, hagámoslo con fe. El Señor Jesús dice en (Marcos 11:23) “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”.
Declaración de fe: “Soy una persona valiosa porque fui creado a imagen de Dios. Soy de gran importancia porque el plan de Dios me envuelve a mi. Mi herencia está establecida para tener lo mejor de Dios, para gozar de Su compañerismo, para usar Sus riquezas y Su fuerza para mi bienestar y el de los demás. Fui creado para tener vida, amor, poder, prosperidad, éxito y dignidad. Las semillas de grandeza están en mí. Dios no me creó para ser un “fracasado perdedor” sino para ser un verdadero “triunfador”. Reconozco mi valor propio; Dios me diseñó para vivir según su estilo de vida y ahora sé que él diseñó lo Mejor de la Vida para mí, porque soy Su hijo. No voy a desacreditar, degradar o destruir lo que Dios ha creado a Su imagen que él valora tanto. Doy la bienvenida y recibo la voz amigable de Dios que recuerda mi origen divino, mi propósito exaltado y el plan de su amor que me ayuda a lograr, disfrutar y compartir lo mejor que Él tiene para mi vida.