ES NECESARIO NACER DE NUEVO
DE LA CRUZ AL TRONO
CONOZCAMOS A NUESTRO PADRE DIOS
Texto Principal: Juan 17:3; Efesios 1:17-18.
Introducción: El conocimiento que cada uno de nosotros tenemos de nuestros progenitores nos vino por la percepción a través de los sentidos; este conocimiento puede ser bueno, regular o malo. Nuestros padres por su misma condición humana son falibles e imperfectos por cuanto como todo ser humano podemos fallar o equivocarnos. Nuestro Padre Dios es infalible, santo, inmutable, bueno, íntegro, misericordioso y generoso. A través de la Palabra Escrita, la Santa Biblia y por la acción del Espíritu Santo podemos conocerlo ya no solo a través de los sentidos sino por el conocimiento espiritual. (Efesios 1:17-18)
I. DIOS ES AMOR.
La Biblia dice en (1 Juan 4:8) “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”; en (1 Juan 3:1) “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él”.
- Nada nos podrá separar del amor del Padre. (Romanos 8:38-39) “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
- Nuestro Padre Dios se regocija por nosotros. Tenemos un Padre celestial que nos ama tanto que se regocija por nosotros con alegría y canto. (Sofonías 3:17) “Jehová tu Dios está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.
La palabra hebrea que usó Sofonías para regocijo tiene el significado principal de “girar” o “saltar”. Dios está tan deleitado con nosotros como Sus hijos, que salta y danza con una expresión gozosa de placer.
- ¡Qué imagen tan diferente del Padre es ésta! Dios no está demasiado ocupado para nosotros. No es alguien que ejerce una disciplina estricta y que no nos ama. Él no está interesado en castigarnos; se está regocijando por nosotros con canto. ¡Está saltando de gozo por nosotros! Amén.
II. TRES OBSTÁCULOS PARA LA COMUNIÓN CON EL PADRE DIOS.
Dios nos creó para que disfrutáramos de comunión y relación con Él. Adán y Eva tenían una comunión perfecta con Dios hasta el momento que pecaron. Un Dios santo y justo no podía tener comunión con el pecado.
- El Pecado es el primer obstáculo que nos impide disfrutar de la comunión con la Deidad (El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo).
- En el momento de la salvación, nuestros pecados fueron perdonados y quitados. Nuestra relación y compañerismo con Dios fue restaurada a partir de ese momento.
- Si pecamos, aunque nuestra relación con Dios continúa, nuestra comunión con Él se rompe. Esta comunión con Dios sólo puede ser restaurada cuando le confesamos nuestros pecados. (1 Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.
- El Rechazo. Muchas personas fueron rechazadas por sus padres biológicos; cuando eran niños, no pudieron estar a la altura que su padre esperaba de ellos.
- Si una persona sufrió un rechazo real sin motivos reales, grandes secuelas emocionales quedaron en esa vida.
- Estas personas piensan que su Padre celestial también los está rechazando. Tienen dificultad en recibir Su amor y aceptación. Esto les impide entrar en una relación personal con su Padre celestial y convertirse en sus verdaderos adoradores.
- Una persona que tiene sentimientos de rechazo en su vida debe perdonar a los que lo rechazaron y recibir el poder sanador de Dios en su alma.
- El Temor. El temor de entrar a la presencia del Padre ha impedido a muchos ser sus adoradores verdaderos. En lugar de temor, Dios nos dio Espíritu de adopción por el cual clamamos: “Abba, Padre.” (Gálatas 4:6) “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama ¡Abba, Padre!”. (Romanos 8:15) “Porque no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre!”. Una revelación del amor inconmensurable de Dios por nosotros nos libera del temor.
Conclusión: Fue por el amor ilimitado de nuestro Padre Dios que nos hizo sus hijos. (2 Corintios 6:18) “y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. (1 Juan 3:1) “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él”.