Texto Principal: Levíticos 17:11,14; Hebreos 9:26; 10:4
Predicación Domingo 26 de Mayo de 2019 – Apóstol Enrique Torra
Introducción: La Biblia dice: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona… Porque la vida de toda carne es su sangre;…” En Levíticos 17:11,14.
I. PORQUE ÉL VIVE , SU SANGRE ESTÁ VIVA
“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra” Apocalipsis 5:6
- Cristo es el Cordero de Dios Juan 1:29
- El Señor Jesucristo resucitó y Su cuerpo no se quedó en la tumba. La tumba está vacía. Juan 20:1-10
- El Señor Jesucristo glorificado, conserva las marcas de su muerte Lucas 24:38-40; Juan 20:20,27
- El Cordero de Dios en la revelación del Apocalipsis tenía siete cuernos. Los cuernos son símbolo de fuerza. 1 Reyes 22:11; Zacarías 1:18.
II. EL VALOR Y LA EFICACIA DE LA SANGRE
Aquí la Palabra nos revela dos relevantes verdades:
- El valor de la vida es la medida del valor de la sangre. Esto le da a la Sangre de Cristo un valor incalculable; Cuando el Señor Jesucristo sin pecado derramó Su Sangre en la cruz, “Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados” Hebreos 10:4.
- La eficacia de la sangre no está en las venas de la víctima del sacrificio sino en la sangre sobre el altar. Hebreos 9:26 Las Sagradas Escrituras nunca hablan de la salvación por imitación o influencia de la vida de Cristo, sino sólo por su vida entregada en la cruz.
III. NUESTRA VICTORIA ESTÁ EN LA SANGRE DE CRISTO Apocalipsis 12:11
La Sangre del Señor Jesucristo está viva, es poderosa y es una de las armas que él nos dejó para vencer a satanás. La Sangre de Jesús contiene todo lo que Él es y todo lo que él Él hizo por nosotros.
- El diablo es el acusador, el que nos acusa día y noche. Apocalipsis 12:10
a. Todo lo que el diablo habla es mentira, porque él es el padre de mentira. Juan 8:44
b. El diablo nos ataca con pensamientos de condenación y de indignidad Zacarías 3:1-5
- El diablo no puede resistir a la Sangre de Cristo. “Ellos lo han vencido por medio de la Sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, que menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Apocalipsis 12:11
- Declaremos la Sangre de Cristo contra el diablo y venceremos ante cualquier circunstancia.
IV. LA SANGRE DE CRISTO Y EL ESPÍRITU SANTO
Cuando aplicamos la Sangre de Jesús a través de la confesión de fe, El Espíritu Santo hace real en nosotros todo lo que Jesús hizo para nosotros con de Su muerte en la cruz.
- La Sangre de Jesucristo nos redimió Apocalipsis 5:9
- La Sangre de Jesucristo nos limpió de todo pecado 1 Juan 1:7-9
- La Sangre de Jesucristo nos justificó Romanos 5:9
- Por la Sangre de Jesucristo nuestros pecados fueron perdonados Efesios 1:7
V. HAY PODER EN LA SANGRE DE CRISTO
El poder de la Sangre de nuestros Señor Jesucristo es ilimitado.
- Jesús tiene en Su Sangre todo el poder que vence el pecado y toda maldición.
- En la Sangre de Cristo está el poder para combatir y destruir las enfermedades.
VI. APRÓPIESE POR LA FE DE LA SANGRE DE JESUCRISTO
Confiese lo que la Sangre de Cristo hizo por usted. Declare:
- Fuimos justificados por la fe en la Sangre de Jesús. Nuestros pecados fueron removidos.
- Aplique la Sangre de Jesús sobre mi mente, mis sentimientos, mis emociones y mi voluntad.
- La sangre del Señor Jesucristo está en mí, fluye por mis arterias, por eso tengo salud.
- Por la autoridad que el Señor nos ha dado en Su nombre, la Sangre del Cordero y la palabra del testimonio, somos más que vencedores.
Conclusión: Por la fe en la Sangre del Señor Jesucristo resucitado, recibimos el poder santificador. Por la Sangre del Señor Jesús Dios hizo aptos para toda buena obra y para hacer su voluntad. Ahora podemos declarar confiadamente que la Sangre del Señor nos redimió del reino de la muerte, de las enfermedades, de la condenación y de la muerte. Por la Sangre de Jesús, podemos vivir la vida victoriosa.
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