Texto Principal: Apocalipsis 3:21; Efesios 1:20-23; Efesios 2:6.
Introducción: Nuestra identificación con Cristo en su muerte, resurrección y exaltación, es un hecho irrefutable, es decir, no existen pruebas o argumentos que puedan contradecir esta gran verdad. La Biblia dice en (Colosenses 2:13) “Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos”.
Cuando estábamos aún muertos en los pecados, el Padre “nos resucitó juntamente con Cristo y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo” (Efesios 2:5-6). Cuando Cristo resucitó, nosotros resucitamos con Él. Cuando Él se sentó en el Trono a la diestra del Padre, nosotros también fuimos sentados con Él.
(Apocalipsis 3:21) “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
(Apocalipsis 19:16) “Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES”. El Señor Jesucristo se ganó este título con la consumación de Su obra redentora y su victoria en la cruz sobre todos los principados y potestades de las tinieblas. (Colosenses 2:15; Filipenses 2:5-11).
Sentados juntamente con Cristo en Su trono. “Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales” (Efesios 2:6). Esta es la posición de autoridad que tenemos sobre todos nuestros enemigos (Efesios 6:12).
Conclusión. Porque resucitamos juntamente con Cristo, estamos aquí ahora para vivir la vida victoriosa. Ya no tenemos porque seguir viviendo bajo el sentimiento de culpa y condenación, el pecado, el temor ni la derrota. Con Cristo somos más que vencedores.